Introducción
En 2023 llegó a nuestras pantallas Pluto (un anime publicado en Netflix), una de las adaptaciones más esperadas del manga de Naoki Urasawa e inspirada en Astro Boy de Osamu Tezuka, se ha convertido rápidamente en un referente del anime adulto. Con solo 8 episodios de una hora, ofrece una experiencia cercana a una miniserie cinematográfica que combina misterio, ciencia ficción y una profunda reflexión sobre la humanidad.
Contexto y origen de la obra
Pluto no surge de la nada: es una reinterpretación del arco “El robot más fuerte sobre la faz de la Tierra” de Astro Boy, uno de los capítulos más emblemáticos de Osamu Tezuka.
Naoki Urasawa, conocido por obras como Monster y 20th Century Boys, tomó esa base para construir un thriller psicológico y filosófico, en el que los robots no son simples herramientas, sino seres capaces de sentir, recordar y cuestionarse su propia existencia.
La adaptación animada estuvo a cargo de Studio M2 y se estrenó en Netflix, destacando por su animación sobria, realista y cuidada, muy distinta al estilo colorido que solemos asociar con el anime.
Sinopsis
En un futuro en el que humanos y robots conviven, un asesino desconocido comienza a eliminar a los siete robots más poderosos del mundo y a las personas que los apoyan.
El detective Gesicht, un robot de Europol, se encarga de investigar los crímenes. A medida que avanza en el caso, descubre una conspiración global vinculada a la guerra, el odio y los límites de la inteligencia artificial.
La trama mezcla misterio policial, drama existencial y ciencia ficción en un relato adulto que no deja indiferente.
Lo que hace especial a Pluto
Lo que diferencia a Pluto de los típicos animes de robots o mechas es que no se centra en la espectacularidad de las batallas, sino en una profunda reflexión sobre la condición humana. La serie plantea preguntas existenciales que incomodan y hacen pensar: ¿puede un robot sentir odio, tristeza o amor? Y si lo hace, ¿sigue siendo una máquina o se convierte en algo más cercano a un ser humano? Estos dilemas no solo enriquecen la trama, sino que invitan al espectador a replantearse qué es lo que realmente define a una persona: ¿la biología, las emociones o la capacidad de elegir entre el bien y el mal?
Más allá de la tecnología y la ciencia ficción, Pluto funciona como una metáfora de la sociedad actual. Los robots de la historia terminan siendo un espejo de los propios humanos: seres capaces de crear y destruir, de mostrar empatía pero también de caer en el odio y la indiferencia frente al dolor ajeno. En este sentido, la obra de Urasawa retrata un mundo en el que las guerras y la violencia deshumanizan tanto a las personas como a las máquinas, mostrando que el verdadero peligro no está en la inteligencia artificial, sino en nuestra propia incapacidad para superar los ciclos de rencor y destrucción.