Hay lecturas que se instalan en uno sin hacer ruido, como una brisa que se cuela por una ventana abierta, y otras que llegan como una tormenta. La zorra de Bora Chung, publicada en español por Alpha Decay, es de las segundas. En apenas unas pocas páginas, la autora surcoreana logra construir un relato inquietante, profundo y conmovedor, en el que el folclore tradicional coreano se encuentra con el dolor más íntimo: el del duelo.
La figura central de la historia es la kumiho, la mítica zorra de nueve colas presente en la tradición oral coreana desde hace siglos. Históricamente representada como un ser que adopta forma humana (a menudo femenina) para seducir y devorar a los hombres, la kumiho ha sido durante mucho tiempo un símbolo de lo monstruoso, lo femenino, lo peligroso. Sin embargo, en manos de Bora Chung, esta figura arquetípica se transforma: se vuelve humana, se vuelve aliada, se vuelve consuelo.

Lo más fascinante de este relato es cómo la autora logra fusionar lo ancestral con lo contemporáneo. No estamos ante un simple cuento de hadas ni una reinterpretación tradicionalista del mito, sino ante un texto profundamente moderno que utiliza lo fantástico como herramienta narrativa para hablar de una realidad emocional muy concreta: cómo enfrentamos la pérdida, cómo seguimos adelante cuando el dolor amenaza con devorarlo todo.
Desde el inicio, la historia nos atrapa con una prosa directa pero cargada de simbolismo. La narradora, sumida en el vacío tras una pérdida amorosa, se encuentra con lo insólito, con lo imposible, y a través de ese encuentro inicia un proceso de transformación. Es precisamente esa mezcla entre lo real y lo irreal lo que permite a la protagonista enfrentarse a su dolor de una forma que la razón sola no podría sostener.
La fantasía aquí no es escapismo. Es catarsis. Es una vía para explorar lo inexplicable, lo que nos cuesta nombrar. El amor y la muerte, opuestos en apariencia, se tocan en esta historia con una sensibilidad extraordinaria. Chung no busca respuestas fáciles ni moralejas evidentes, pero deja en el lector una sensación de haber comprendido algo esencial, algo visceral.
La lectura es ágil, casi adictiva, pero no por ello superficial. Cada frase está medida, cada escena construida con un ritmo impecable. Y cuando llega el final, no hay giros sorprendentes ni artificios: solo una verdad silenciosa que se instala como una semilla.
La zorra es una muestra más del talento de Bora Chung para convertir lo extraño en espejo de nuestras emociones más profundas. Si ya sorprendió al mundo con su colección Conejo Maldito, este relato confirma su capacidad para narrar lo monstruoso con ternura, y lo cotidiano con una inquietante belleza. Sin duda, una novela ideal para comenzar en la literatura coreana
Una lectura breve pero intensa, ideal para quienes buscan historias diferentes, cargadas de simbolismo, arraigadas en la cultura asiática pero universales en su mensaje.